Fue emocionante. El equipo lo formábamos mi hermana pequeña (la joya de mi casa) y voluntarios de la plataforma que querían colaborar, aunque reconozco que no tuvimos demasiada ayuda porque el tema de los niños es para quien los ame por encima de todo.
No tiene precio ver a los niños reír y abrazarte. No lo tiene. Y menos llevarles regalos.
Hubo tensión pero como tengo muy mala memoria, la he olvidao. Aunque algunas fotos de los iraquíes apuntándonos mientras hacíamos los talleres en la calle, le pusieron a mi familia el alma de punta.
A mí no. Supongo que es esta sensación de pensar que nunca me va a pasar nada y que si me pasa, pues eso, que me tenía que pasar…
Este año no iré. Me quedaré con los niños del centro de acogida de aquí. Seguro que me echaron más de menos que mis hijas.
Aquí os enseño la foto del logo que hice para los talleres. Los llamé: Jugando a la ternura…
Este reportaje tenéis que leerlo…
ES FASCINANTE!!!!
Experta en visibilidad femenina y Redes Sociales. Escritora de 19 libros, conferenciante, empresaria y poeta. Profesora de Postgrados en La Universidad de Cantabria. Marca personal creativa y humanista. Coach ejecutiva y de equipos certificada.
Presentadora y dinamizadora de eventos.
“A mayor tecnología, más necesidad tenemos de humanizarla”
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