
Suscríbete a mis pellizcos de ternura (te llegarán para raptarte del mundo por unos instantes...)
Me gustan mucho tus alas. Alas de pez y de tierra, de mordiscos casi de sangre y de amante libre. Alas que necesito acariciar.
(A veces, cuando duermes, te arranco una pluma de la espalda para quedarme con el resto de tu vuelo entre mis dientes.)