Sentir
mucho,
a
volcán ardiendo,
es
agotador porque en un mismo día, puedes vivir a cien y a cero.
Pues
eso, que esto podría ser uno de esos días, desde la mañana a la noche…
A veces me vacío y me hago demasiado
pequeña,
pero eso siempre ocurre después de un
proceso
donde he sido demasiado grande.
Una vela.
Alta,
rubia (blanca) y
agonizando
de la vida y del
fuego.
Incendiándose a sí
misma;
quemándose viva.
Sin gritar,
sin utilizar ni un
solo verbo
–sobre todo porque
le apasiona calcinarse–.
Nueve de la mañana.
Esa misma vela.
Blanca,
ya no tan alta y
ya no tan vida.
Destilándose tristeza
(y calándose
hasta los huesos).
Doce de la mañana.
La misma de antes,
cada vez más
pequeña,
estornudando
nostalgia y
gritando abrazos
que no llegan,
llorando mundos
sin patria…
Cinco de la tarde.
Hoy,
a estas horas.
La vela.
La misma pero ya
casi derretida y
con media botella
de vino y
una llamada
de teléfono
que le cala
(de amor)
el esternón.
Diez de la noche.
A las doce y,
de nuevo,
comenzando el
incendio,
me obsesiona un
pensamiento:
no sé si soy
adicta al
vino o
a la ternura.
yolandavela
Experta en visibilidad femenina y Redes Sociales. Escritora de 19 libros, conferenciante, empresaria y poeta. Profesora de Postgrados en La Universidad de Cantabria. Marca personal creativa y humanista. Coach ejecutiva y de equipos certificada.
Presentadora y dinamizadora de eventos.
“A mayor tecnología, más necesidad tenemos de humanizarla”
4 Comments
A la ternura, sin lugar a dudas.
adicción: sélo 80% a la ternura y 20% al vino…
buen lunes
trébol
pq ya no puedo escribir aqí?
dije algo indebido?
snif!
trébol
hola, trébol. Ay madre, que estoy buscando un mail y en correo no deseado estaban todos los comentarios al blog tuyos y de mucha gente. No sé si podré publicar todos porque he borrado muchos pero lo intentaré.
disculpa, lo miraré cada día.
que tengas un buen miércoles y gracias por tus comentarios.