La recogió
en el aeropuerto.
Él llego tarde,
como siempre.
Ella esperaba
plantada en el
aire,
regada por la
trémula duda de
si quedarse
o no.
El reloj
segó las doce
mientras a ella
le crecían salamandras
y soledades
en los zapatos.
Pronto,
empezaría a llover.
Y justo,
cuando estaba
casi sepultada
por el césped
y las lágrimas
brotaban entre
sus pechos,
él apareció.
Corriendo,
sudando perdón.
Lo siento
princesa,
demasiado tráfico…
(en tu corazón,
pensó ella)
Le cogió,
sonriendo,
su maleta
de charol
mientras ella
se sacudía,
hastiada,
el jardín
de la falda.
(En el pelo,
se dejó una flor).
Fue el último
día de Abril,
justo antes
de que ella
decidiera no volver,
jamás,
a quedarse,
sembrada así.
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Buenos días, queridos, feliz lunes y día del beso.
Amanece una semana intensa pero muy emocionante y, como regalo de reyes tardíos, tengo a la vikinga mayor en casa para concederle caprichos hasta el martes 🙂
Espero que tengáis un precioso día y, sobre todo, que seáis egoístamente positivos.
Os abrazo hasta doler.
Experta en visibilidad femenina y Redes Sociales. Escritora de 19 libros, conferenciante, empresaria y poeta. Profesora de Postgrados en La Universidad de Cantabria. Marca personal creativa y humanista. Coach ejecutiva y de equipos certificada.
Presentadora y dinamizadora de eventos.
“A mayor tecnología, más necesidad tenemos de humanizarla”
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