Este poema me gusta mucho porque lo hice una noche de esas en las que los amigos nos juntamos tanto, que nuestros corazones se confunden unos con otros y llegamos a ese maravilloso estado llamado intimidad…
Va por vosotros, maestros.
Para Araceli, por su corazón salvaje,
y para Rogelio, por inventar finales hermosos
Ella se
quitaba
la camiseta con
pudor
(bueno, eso era
sólo al principio).
Él organizaba
la tecnología:
vuelca
el asiento
atrás,
ten
cuidado con
la
palanca de
marchas
y
ponte
sobre
mí, que
estarás
más
cómoda.
Las linternas
de la guardia
civil
les bajaron
el radio del iris y
la libido:
chicos,
es
peligroso
este sitio,
les dijo
el del
bigote.
Y ella,
medio desnuda y
con esa ternura
que siempre
lo desarmaba,
le preguntó
desvergonzada pero
niña:
¿me
puede
usted
indicar
(por
favor)
un
carril
más
seguro
por
aquí?
Experta en visibilidad femenina y Redes Sociales. Escritora de 19 libros, conferenciante, empresaria y poeta. Profesora de Postgrados en La Universidad de Cantabria. Marca personal creativa y humanista. Coach ejecutiva y de equipos certificada.
Presentadora y dinamizadora de eventos.
“A mayor tecnología, más necesidad tenemos de humanizarla”
6 Comments
Muy importante encontrar un carril seguro… jajaja buenísimo!!!
Un beso
Tere
jajaja… sí, es lo que siempre buscamos antes de empezar…. gracias, linda.
el preámbulo m parece precioso…
el asiento de atrás, un mini-paraíso
muy evocador y divertido, yoli
trébol
gracias, trébol, a mí me parece precioso lo que tú dices.
Qué mal definidas las funciones de la Benemérita…!!!
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Emilia