A esa tarde,
en la que el mundo decidió ser original.
Un hombre en
una ventana
(bueno,
mejor,
un chico en
el balcón).
Entonces:
un chico en
el balcón
con un
albornoz
blanco.
Yo,
en la calle,
saliendo de
una
zapatería
(donde me
había
probado
esos
zapatos de
tacón que
nunca me
compro).
Él se asoma
desde un
segundo piso
(el chico)
y yo, desde el
mundotierra,
miro hacia él.
Y lo veo
bailar
(con el
albornoz
abrochado)
una canción
de
Massive Attack.
Se mueve
bien…
Me detengo,
freno el mundo
con mis
labios y
lo miro.
Es un jueves
de
Madrid y
yo pasaba
por aquí;
es hermosa
la
mañana y
sus manos
(que planean
al
bailar).
Hermosos,
también,
sus ojos
que me
descubren y
(os lo juro)
me asesinan
con
amor.
Si no
se hubiera
abierto el
albornoz,
hubiera pensado
que es un
ángel
(por eso de
que no
tienen
sexo).
yolandaqueencuentracielos
Experta en visibilidad femenina y Redes Sociales. Escritora de 19 libros, conferenciante, empresaria y poeta. Profesora de Postgrados en La Universidad de Cantabria. Marca personal creativa y humanista. Coach ejecutiva y de equipos certificada.
Presentadora y dinamizadora de eventos.
“A mayor tecnología, más necesidad tenemos de humanizarla”
2 Comments
Gran final….lo cotidiano (real o no) siempre funciona….
Abrazo Yolanda, un placer leerte.
Muchas gracias, Oscar!!! me encanta lo cotidiano 🙂