Sara sabía que estaba perdida.
Que su boca todavía no era recuerdo y que profetizaba tormentas y náufragos. Que sus besos habían corroído todas las tablas de salvación.
Se desnudó sin prisa. Una mujer no tiene prisa si no hay otro cuerpo que la espera.
Y lloró, como cada noche de los últimos tres meses.
Comenzó a despojarse de su cuerpo; había adquirido ese vicio, como la que se quita las horquillas del pelo después de una romería y una botella de vino entre las venas. Sin atinar primero a deshojarse el brazo o a atornillarse la boca.
Sara siempre dejaba las piernas para el final. Él adoraba sus piernas, aunque a ella le parecieran horribles. Se las besaba con la codicia de un avaro, abriéndolas como si fueran la tierra prometida; con ese lago de olivos en el centro.
Ahora solo son desierto penando recuerdos. Calma chicha envenenada.
Vuelve, le susurra mientras se tumba en la cama, con el corazón entre los brazos, acunándolo como a un niño enfermo.
Y de pronto, recuerda que ha sido ella la que le ha dicho que se vaya.
(Sara, son las dos de la mañana, vete a dormir)
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Buenos días, amigos, esta bruja está hoy dormida que anoche tuvo cena en palacio (qué me gusta cocinar y recibir a mi gente, que siempre viene cargada de abrazos y de agradecimiento).
Estaba pensando en esa premisa en la que la familia materna nos educó: es un honor que tus amigos quieran ir a tu casa, prepara lo mejor y déjate querer…
Que tengáis una preciosa mañana de miércoles.
yolandaconalgunanube
Experta en visibilidad femenina y Redes Sociales. Escritora de 19 libros, conferenciante, empresaria y poeta. Profesora de Postgrados en La Universidad de Cantabria. Marca personal creativa y humanista. Coach ejecutiva y de equipos certificada.
Presentadora y dinamizadora de eventos.
“A mayor tecnología, más necesidad tenemos de humanizarla”
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3 Comments
Y de pronto, recuerda que ha sido ella la que le ha dicho que se vaya. Me gusta, y este final………
Gracias, Joaquin, a mí me gusta que cada día leas mis versos.
me encantan los finales, a veces me rondan por la cabeza sin parar y es el principio de un texto. Curiosa paradoja.
feliz resto del día.
Tus versos son aire limpio y fresco, y es un placer disfrutarlos a diario. No pares, sigue, sigue……….