WhatsApp no ha venido a salvarte sino a reventar tu relación

Wasap te revienta la relación antes de vivirla.

 

Sí, lo repito, así de duro y de poco carnal (porque tiene narices que termines una relación donde a veces no has llegado ni a oler la piel de esa persona…).

Voy a explicarme mejor y aclarar el porqué de este post, o más de uno me va a dejar de leer :).

Llevo un año estudiando y observando las relaciones emocionales y amatorias a través de las redes sociales y diferentes plataformas de con-tacto (así me gusta escribir esta palabra, así lo tengo en mi web, con ese guion entre medias tan sutil pero tan decisivo).

No voy a entrar aquí en la forma de transmitir del hombre y de la mujer, que evidentemente es distinta.

Hablo de que el 80% de nuestra comunicación diaria (ojo con el dato) es a través de las diferentes redes sociales, en las que incluyo mail y whatsapp.

 

Para el que no se haya detenido a pensar en el principio de seducción, vamos a recordarlo porque lo hemos vivido y disfrutado todos.

Seducir es dejarse descubrir poco a poco, con la ilusión por bandera y con la intriga como aperitivo. Con esas mariposas que nos arrasan el estómago pensando en cómo será, qué dirá y qué llevará puesto.

Seducir es tener siempre algo que sorprenda a la otra persona. Es currarte la diferencia para que seas el o la elegida (siempre que a ti te interese el maromo-a, claro, o el cliente, en caso de seducción profesional, algo que me apasiona impartir en mis cursos).

Seducir es que te vayan descubriendo y que observen que tu mirada es especial o que huelas a ternura o que, incluso, dejes las cosas tan claras que la otra persona sepa que no puede jugar contigo.

Seducir es un verbo útil y necesario en nuestra vida porque cuando ya conoces todo lo que la otra persona te puede ofrecer, o anticipas lo que te va a contestar (os suena esto de: no se lo cuento porque ya sé lo que me va a decir), comienza a perder interés para ti. En primera persona: dejas de seducir.

Hoy estamos reventando, en la mayoría de las veces, los periodos de seducción gracias a la utilización inmediata de la sorpresa y de las redes sociales. Linkedin es genial para que compruebes si el que dice ser alguien lo es o para encontrar contactos profesionales porque necesitas esa información;

pero en el amor, en la construcción del mismo, no puedes entregar toda la información de golpe y a todas horas. No debes, vamos…

Os presento a Carmen, que es morena y le encanta el chocolate negro. Conoce a Manuel a través de Tinder. Modelito calvete, pero con pinta de divertido, que es lo que ‘le pone’ a ella.

Se gustan, los perfiles coinciden y comienzan a enviarse mensajitos en ese proceso de seducción tan necesario para probar. Para ir enseñando la patita POCO A POCO.

 

Pero… ¿qué pasa? que tenemos wasap, claro, y es tanta nuestra necesidad de compartir (aparte de vivir en una sociedad que, cada día, se siente más sola), que nos emocionamos y le empezamos a enviar mensajes a cada momento. Con respuesta, claro, si de medir se trata…

¡¡¡Ohhhh… y sucede la magia!!! A las 24 horas nos sentimos entendidos por esa persona como si nos conociera de toda la vida (aparte de todo eso que nos llega de: “Es la primera vez que siento esto así de rápido, Carmen” o: “Manuel, es que es como si me conocieras de siempre, no dejo de pensar en ti…” o: “Llevaba mucho tiempo sin entrar en Tinder y es un milagro que aparezcas tú…”.

A los tres días le hemos contado a esa persona hasta el menú semanal o los problemas de peso que tenemos.

¡¡¡¡Y aún no la hemos conocido!!!!

Hemos pasado de enseñar la patita poco a poco a aparecer de pronto en el salón de su casa y con las piernas sin depilar.

Y, por supuesto, esclavizados a una aplicación móvil que la muy canalla te va chivando si esa persona se ha conectado de nuevo, cuando a ti te ha dicho (con su mejor emoji) que estaba en Londres de viaje y sin datos o, peor, cuando te ha dicho que ya no iba a volver a entrar en esa red porque te había encontrado a ti, al hombre más fantástico del mundo mundial.

Y claro, ahí está tu realidad, echando humos y pensando cada vez más en negro… Venga a pensar, venga a obsesionarte y a poner verde a ese tipo que crees que te miente, pero que aún no sabes si le huele el aliento o no porque habéis quedado dentro de una semana y lleváis de “relación” 4 días.

También puedes conocerlo enseguida y encantarte, claro. Solo faltaría…

Pero volvemos a lo mismo, a enviar 1.500 mensajes a la semana donde contamos tanto de nosotros, de nuestra madre, nuestra amiga o nuestro jefe, que la tipa o el tipo se va acostumbrando (sinónimo de aburrimiento) o, algo peor, comienza a controlarte en nombre de esa unión: “Anoche estabas conectada a las 12, deberías descansar más”. O a tener una bronca antes de verte por primera vez porque, claro, como no te conoce aunque cree que sí (o al revés), le molestan tus palabras escritas que interpreta como le da la gana (madre mía, esto pasa tantas veces…).

 

Damas y caballeros, sucede.

Estamos saltándonos el proceso más humanista que tienen las redes, que es utilizarlas para acercarnos; pero no para atosigarnos, ni para controlarnos, ni para olvidar que lo que realmente se llama amor se basa en un conocimiento de la persona, no de sus letras.

Y lo dice una escritora que conoce el valor infinito que tiene una frase bonita y lo que puede conseguir; pero tu mejor marca, tu mejor versión, tu mejor poema, eres tú, en cuerpo y alma.

No revientes una relación por whatsapp antes de vivirla, no le des ese poder a una máquina, porque esa persona puede ser maravillosa y la estás sacrificando. 

 

¿Mi relación cotidiana con wasap?: mitad y mitad. Necesito ver, oler, tocar, escuchar… Y después, apoyar con las palabras. La intuición se anula si no la entrenas. Utilizo wasap lo justo y, para amar, llamo mucho más que mando cosas (y, por supuesto, voy).

 

 

Felices palabras y feliz martes 🙂

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Acceder

¿Olvidaste la contraseña?

Utilizamos cookies propias y de terceros para fines analíticos y para mostrarle publicidad personalizada en base a un perfil elaborado a partir de sus hábitos de navegación (por ejemplo, páginas visitadas). Para más información consulte la política de cookies. Puede aceptar todas las cookies pulsando el botón "Aceptar" o rechazar o configurar su uso pulsando el botón "Configurar".
Política de cookies
Aceptar todas
Rechazar
Configuración de cookies
Utilizamos cookies propias y de terceros para fines analíticos y para mostrarle publicidad personalizada en base a un perfil elaborado a partir de sus hábitos de navegación (por ejemplo, páginas visitadas). Para más información consulte la política de cookies. Puede aceptar todas las cookies pulsando el botón "Aceptar" o configurarlas o rechazar su uso pulsando el botón "Configurar".
Política de cookies
Aceptar
Configuración de cookies
Rechazar