Un amigo me regaló un teléfono.
Precioso, del color del alma de mi web. Lo senté en mi falda (al teléfono) y le dije: tendrás nombre, desde hoy serás el teléfonomásbonitodelmundo…
Y viajó conmigo. Se peinaba como yo y se escondía en mis lunares si yo me enfadaba.
Y, si yo lloraba,
me invitaba a vivir dentro de su pantalla…
Pasó un tiempo (me gustaría contaros cuanto pero carezco de medición alguna, así que pasó un tiempo).
Y ayer,
el teléfonomásbonitodelmundo,
se fue..
Podría deciros que al cielo pero no, ha terminado pegado en un espejo que tengo en la entrada de mi palaciodepapel, donde voy colgando todo lo que me encuentro. (Mi vecina no se deja).
El caso es que me duele que se rompan mis cosas. Me hiere casi… Porque a mí me gusta la vida que tiene dentro una cartera ajada (ese rotito tan tierno…), los sueños y kilómetros de pasión de unas zapatillas con agujeritos y adoro (me confieso) a los hombres que llevan camisetas casi roídas…
No sé porqué nos empeñamos en tener cosas nuevas si las antiguas saben a nosotros.
Si las chupamos,
seguro que guardan un resto de nuestra saliva,
seguro…
Así que me niego a reponer a mi teléfono por el mismo modelo. SEría traicionar sus arrugas y sus números casi gastados.
Buscaré otro del mismo color.
Ahí va un poema que habla de lo usado…
Me gusta que uses mi piel
para abrigarte,
aunque te destapes a medianoche
si tienes calor.
Te adoro cuando te llevas de viaje
mi maleta rosa de chica mala
y te paseas con ella por la estación
sin pensar que alguien te mira extrañado.
Me encanta cuando gozas de las cosas
hasta que se caen de viejas,
porque quiero que goces igual de mí,
hasta que me caiga de vieja,
a trozos,
pegada con la saliva de tu cuerpo.
Y te comería
cuando me haces cosquillas
como a una niña,
que necesita sentarse de nuevo en tus rodillas,
como una adulta.
Me enloquece que me toques los pechos
a deshoras,
mientras preparo
(por ejemplo)
los guisantes con jamón.
Y que luego,
despierta,
con el peso del día en mis piernas,
me pongas una película en blanco y negro
para dormirme,
en tus brazos desnudos,
con el peso de la noche en mi boca…
yolandagastaíta
Experta en visibilidad femenina y Redes Sociales. Escritora de 19 libros, conferenciante, empresaria y poeta. Profesora de Postgrados en La Universidad de Cantabria. Marca personal creativa y humanista. Coach ejecutiva y de equipos certificada.
Presentadora y dinamizadora de eventos.
“A mayor tecnología, más necesidad tenemos de humanizarla”
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7 Comments
hasta que se caen de viejas,
porque quiero que goces igual de mí,
hasta que me caiga de vieja,
a trozos,
pegada con la saliva de tu cuerpo
esta parte es mi parte, Yolanda, es como si estuviera escrita por mí, o para mí
A mi tambien me gustan las cosas viejas(hasta mi marido),confieso que una de las cosas que mas feliz me hace ahora es cuando con mis hijas,a veces aparece algo que tenemos guardado,teniendo en cuenta,que mis hijas tienen el mismo defecto o virtud que su madre de guardarlo todo,y enpezamos a recodar momentos buenos que hemos pasado.
¿te acuerdas el dia que lo compramos?
¿te acuedas que no lo soltabas?
¿te acuerdad cuando lo guardamos en el cajon para poder tocarlo?
¿te acuerdas………?
Las cosas envejecen a la par nuestra,a cambio nos regalan momentos para recordar.
Leí este poema ayer, y hoy en un poema me salió la expresión: “sentarme en las rodillas” y me dije, “esto no es casual” entonces busqué a Cernuda, a Rojas y Mistral pero no encontré nada, buscándolos a ellos me acordé de ti, y ahora tengo la prueba:
“Y te comería
cuando me haces cosquillas
como a una niña,
que necesita sentarse de nuevo en tus rodillas,
como una adulta.”
Esta parte me gusta especialmente, en fin, encantado leerle,
PD: a mí también me gustan las cosas viejas
(encantado leerte)
luz… cada vez más paralelas… gracias
Ana que tierno lo que cuentas. Te veo a través de mis pensamientos reír con tus hijas.
Juan Manuel, gracias por vivir en mis poemas.
un dia triste en mi vida, sentì la necesidad de buscar consuelo, entre mis cosas “viejas”, que he ido atesorando a lo largo de mi vida, (ropa, que un dìa usè, la carta de una amiga de la infancia, una foto de la que te ries un montòn, porque te encuentras fatal, un cuadro que quitè de la pared cuando me mudè a la nueva casa, una espina que alguien me clavò en el corazòn, pero que tambièn guardè para que no se me olvidara,)
Las cosas viejas son maravillosas, y entre otras cosas sirven para darte consuelo en un mal dia.
un besito Yoli
Las sábanas se desgarrán
cuando pies fríos
se desliza, imparable,
por el lecho de amor,
ignorante y ausente
en busca del calor.