Me pides perdón;
como si yo tuviera
la capacidad
de perdonar…
Te miro como
un animal en alerta y
me retraigo entre
mis huesos,
clavándome en los
ojos
mi propia espina
dorsal.
—De tanto llorar—.
Como una anciana
me levanto de
mis dudas;
dejo tirado en el
suelo
el recuerdo de tu
mentira,
la frágil y violenta
mañana que me
arrancó la
vida.
Pero no puedo andar;
tengo demasiados
remiendos en el corazón,
demasiados clavos
(y besos)
atravesándome
el esternón.
Y vuelvo aquí
para decirte,
con toda la fuerza
de mi sangre,
que el perdón
no existe
si no lo sobrevive
el olvido.
Experta en visibilidad femenina y Redes Sociales. Escritora de 19 libros, conferenciante, empresaria y poeta. Profesora de Postgrados en La Universidad de Cantabria. Marca personal creativa y humanista. Coach ejecutiva y de equipos certificada.
Presentadora y dinamizadora de eventos.
“A mayor tecnología, más necesidad tenemos de humanizarla”
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1 Comment
Yolanda un poema estremecedor, efectivamente no se puede perdonar mientras la mentira, las dudas y la desconfianza merodeen por tu cerebro