Me ocurre muy a menudo, cada vez que estornudo en lugar de escupir esa desagradable saliva, inundo todo de besos…
No puedo salir a la calle cuando hace frío, ni cuando hay demasiada luz. Cualquier cambio en mis sensores olfativos me producen un gran estornudo y claro, miles y miles de besos salen disparados de mis labios instalándose en todos los sitios (incluidas las personas) que están cerca de mí…
He pedido consejo al panadero de mi barrio. Él utiliza mucho amor en su profesión y me ha dicho (no sé porqué) que cuando tenga que estornudar que me vaya a su panadería, que él se encargará de guardar todos los besos en un saco para aprovechar la sustancia dopamínica que liberan. No es mala idea, he pensado que si fabricáramos pan con esa hormona, la gente sería más amable y a lo mejor podríamos llegar a crear una factoría de aprovechamiento de energía besual.
(Aunque yo pienso que el panadero me hace trampa, porque cuando yo estornudo él se pone muy cerquita mía y creo que me roba algunos besos, sobre todo los que se le quedan pegados a la boca…)
yolandaresfriada
Experta en visibilidad femenina y Redes Sociales. Escritora de 19 libros, conferenciante, empresaria y poeta. Profesora de Postgrados en La Universidad de Cantabria. Marca personal creativa y humanista. Coach ejecutiva y de equipos certificada.
Presentadora y dinamizadora de eventos.
“A mayor tecnología, más necesidad tenemos de humanizarla”
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies
ACEPTAR
2 Comments
Y el mundo estaría lleno de besos y de magia…Precioso.
gracias Alodia, siempre tan mona…