Premios de poesía 2022. XI Certamen Internacional de poesía y II Certamen Nacional de Poesía Joven Yolanda Sáenz de Tejada en El Bonillo. Poemas ganadores.

Poemas ganadores Certámenes de poesía Yolanda Sáenz de Tejada en el Bonillo

El Jurado del Certamen Internacional de Poesía “Yolanda Sáenz de Tejada” ha fallado sus premios correspondientes a su XI Edición.

Los premiados han sido:

1º Premio al poema “Díptico para una despedida”, de Manuel Laespada Vizcaíno;

DÍPTICO PARA UNA DESPEDIDA

  1. COSER UNOS BOTONES

Definitivamente derrotada

ya por la enfermedad,

un día antes de morir mi madre,

como prueba de amor y de entereza,

repartió sus ahorros a los hijos

y las menguadas joyas a sus nietas.

Con esa lucidez que tiene el hielo

recién amanecido

y sin apenas vida, nos miró con orgullo,

dándonos esas fuerzas -desde un amor inmenso-

que a todos nos faltaban.

Para buscar alivio a sus angustias

le enseñamos las fotos de Lucía

(su primera bisnieta y su última obsesión)

y el uniforme a cuadros, rosas, blancos,

que unos días después estrenaría

cuando fuera a la escuela;

un rictus de sorpresa y de reproche

sustituyó al dolor de sus mejillas:

no veis que están –nos dijo-

torpemente cosidos los botones

y la nena

se los puede llevar hasta la boca…

 

Pidió que la sentáramos

y reclamó una aguja e hilo blanco,

y sacando esas fuerzas

que solo da el amor a los vencidos

recosió muy despacio, uno a uno,

los botones y nuestras esperanzas.

 

La vi -como de niño- brillante, ilusionada

con la aguja.

Me vi -como de niño- buscando algún rincón

para que no me viera ella llorar.

 

  1. REENCUENTRO

 

Cuarenta años después,

cumpliendo los deseos de la madre,

se ha encontrado de nuevo con mi hermano.

Mis hermanas me han dicho, recordaban,

esa cajita blanca

donde su cuerpo quebradizo y niño

él la estaba esperando

mucho más muerto que ella.

Estoy seguro

que aunque el dolor su huella haya dejado

sobre la piel tan blanca de mi madre,

al tenerlo, otra vez, en su regazo

estará más en paz y habrá esbozado

desde esa palidez tan color miedo

algo muy parecido a una sonrisa.

 

CERTAMEN internacional de poesía Yolanda Saenz de tejada ganadores

2º Premio, al poema “La mujer que casi conoció a Leonard Cohen”, de Lidia Sanchís Sorribes;

I

De las cosas que me gustan suelo tener recambio.

Hombres, jerséis de lana, culpa.

Pero cuando llega el invierno,

ella es la única que me da calor

y me mantiene en mi sitio.

Si un día de nuevo se abriera la puerta del armario y no estuviera,

me sentiría desnuda frente al mundo.

Ningún hombre helador ni suéter de rombos

consigue tornar de cristal mi aliento tanto como esa fría sombra.

Alguien se muere y te rompe la vida.

Buscas quien te castigue y quien te erice la piel.

Un hombre, un jersey de lana, la culpa.

Dos hombres, dos jerséis de lana, la culpa. 

II

Quería ser tan hermosa como Marilyn Monroe

y tener en el rostro su desesperación;

que a su paso los hombres ofrecieran su cuello

al hacha afilada como un sacrificio,

para que ni ella ni yo sufriéramos.

Que la flor se inclinara,

que los hombres se inclinaran,

que las farolas se inclinaran,

como delicadas calas bajo el sol inmisericorde de agosto.

Quería ser tan hermosa como Marilyn Monroe

y tengo en el rostro su desesperación,

y mi cuello se doblega como el trigo se somete a la hoz

–escorada la cabeza, anochecida la mirada–,

dispuesta a morir para que ella no sufra.

III 

Para qué me quieren los hombres.

Los hombres siempre quieren algo de mí

y nunca preguntan qué es lo que yo quiero.

Quieren mi dinero, quieren mi cuerpo.

Quieren que los mire con estos ojos inmensos.

Quieren mi perfume, quieren mi miedo.

Quieren que los demás sepan a quién pertenezco.

Los hombres siempre quieren algo de mí,

que yo sea esto o lo otro.

Y ahora, no me da la gana serlo.

IV

Me vas a querer de una forma vulgar,

como se quiere la sopa caliente en un día de invierno.

Me vas a querer de tal manera que no habrá nada sofisticado entre nosotros,

ni será necesario pensar en el cómo, el cuándo y el dónde.

Y mucho menos en el porqué.

Me vas a querer de una forma en la que ya no aman los poetas.

Me vas a querer con el mismo amor con el que un campesino

hunde las simientes en la tierra.

Me vas a querer como el pastor quiere al perro que le espanta a las ovejas.

Me vas a querer como no tenías previsto,

exactamente como decías que no me ibas a querer.

Me vas a querer de una manera tan intensa que a veces pensarás que me estás odiando.

Me vas a querer de un modo nuevo o con el viejo estilo de siempre.

Pero que me vas a querer, me vas a querer.

CERTAMEN internacional de poesía Yolanda Saenz de tejada ganadores

3º Premio, al poema “Bucle infame”, de Nélida Leal Rodríguez;

Desde esta soledad tenaz y fría

que mira desde el andén de una estación abandonada,

que expande y multiplica el nefasto ruido del silencio

y ha erigido una estatua de sal donde las despedidas mueren,

he cerrado los ojos, temblando,

con los pies descalzos vacilando al filo del abismo y,

desde la oscuridad de esta alma hecha jirones, te llamo.

 

Te llamo porque desde siempre

no he sabido hacer otra cosa que llamarte, que pronunciar

tu nombre en todos los dialectos del fracaso y el olvido,

porque ya no hay escapatoria pero, si aún mi piel susurra

las sílabas precisas,

si aún huele al perfume que anunciaba tu presencia,

es que puedo pretender que hay un lugar donde buscarte.

 

Donde buscarte es la respuesta

irrevocable para todas las preguntas que me habitan,

es la promesa en la que poner a descansar buenos augurios

sin temer que la indigna realidad venga a quebrarlos,

es la certeza tibia,

la esperanza de poder hallarte al final de este camino,

y soñar que no me alcanzará la muerte sin lograr tocar tu rostro.

 

Tu rostro que aún persigue,

implacable, los contornos de cada desazón, de cada eco

del ayer que te mantiene intacto y completo en la memoria.

Es tu recuerdo el espejismo cruel donde colecciono las ruinas

que aún humean

entre los escombros, donde todavía se reflejan mis errores

y donde apenas resisten las razones que sostienen la cordura.

Y es en la cordura donde todo muere,

donde no cabe un retorno imposible a la que fui contigo

y he de regresar a la estación donde ya no viaja nadie.

En la cordura, las sombras del abismo engullen

mis pies descalzos, y las estatuas de sal caen pulverizadas,

en la cordura no puedo más que oír el ruido del silencio

y he de abrir los ojos a la luz de tu ausencia,

en la cordura no hay más alternativa,

y vivo condenada a este delirio inacabable,

a repetir el bucle infame de olvidarte,

desde esta soledad tenaz y fría.

CERTAMEN internacional de poesía Yolanda Saenz de tejada ganadores

 

Y Mención Especial del Jurado (sin dotación económica) al poema titulado “Los hijos de la tierra”, de Alicia Louzao.

Los hijos que descansan bajo los almendros y sobre la harina.

Las manos que los hicieron. La harina en la mesa y las perlitas blancas de los restos.

Los hijos y el olivo.

Y aquí tranquilos.

Células transparentes. Corazón de cigüeña. Pero nosotros sabemos la historia  de la harina y los metales. Las manos blancas que los hicieron. Las perlitas de los restos.

Los hijos y el olivo.

Y aquí tranquilos,

como si nunca fuera a pasarles nada.

Como si todos los años que vienen fueran el mismo.

El baúl de los tesoros.

Las naves de extraterrestres.

Y el ruido.

Vienen los hijos.

Corazones transparentes. Manos de harina. Ellos duermen con esa respiración de los que no tienen nada que temer. Diminutos. Huesos que no conocen las matemáticas ni el infierno. Tienen todos los nombres en los ojos. Boca azul y boca abierta. Huelen a Nenuco. No es todavía la hora de la leche.

Los hijos y el olivo.

La madre que camina dando zancadas de plata. Tiene un hijo y lo elige entre los otros doce que respiran sobre la tierra. O la tierra respira debajo de ellos. Y ellos se mueven.

Y aquí tranquilos.

El agua en la montaña y los hijos pequeños como el ave roja dentro de una cabeza de espiga buscando el agua en la montaña.

La mano que llega en la madre dando zancadas y se mueve la tierra y se mueven los hijos de la tierra. Descansan bajo los almendros.

Las perlitas blancas. Células transparentes.

Caben en un puño de plata.

Pero nosotros sabemos la historia de la harina y los metales. Las manos blancas que los hicieron. Las perlitas de los restos. Duermen como hijos de la tierra.

Los hijos y el olivo.

Células transparentes.

Los hijos y el olivo y las manos blancas que los crearon

como las cosas bellas

que jamás serán quemadas.

 


El Jurado del Certamen ha fallado igualmente los premios correspondientes a la II Edición Nacional para alumnos de Secundaria. Los premiados han sido:

1º Premio, al poema “Regar tus memorias”, de la estudiante María Monge Hermida, de Boadilla del Monte (Madrid)

Seguí el rastro de tus pasos.

Lo seguí por la montaña,

abrupta como aquel árbol.

Sus flores color tristeza

suaves como enamorados

nos cegaron con sus dedos;

nos negaron el pasado;

no nos permitieron ver

que sobraban muchos tallos,

muchas flores, muchas ramas,

muchos sueños arañados

y no quedaba ni un tronco

a nuestra vida amarrado.

 

Seguí el rastro de tus pasos.

Lo seguí por el camino,

grisáceo como un soldado

que ha perdido la batalla

y huye ya desesperado

hacia su guerra de besos,

de libros acariciados,

de risas bajo la almohada

y de bailes de verano.

 

Sé que crees que en el camino

tú y yo somos los soldados.

Perdimos nuestra batalla,

nos dejamos lastimados.

Pero no nos quedan guerras;

no hay besos, libros ni teatros;

solo quedan tus recuerdos

mustios en agua y un tarro.

 

Seguí el rastro de tus pasos;

lo seguí por la ladera

de la que caí rodando

chocando contra mis miedos,

rozándome con tus labios,

sangrando todo el recelo

que nos ensucia de barro.

Ya vuelvo para regar

tus memorias en el tarro.

 

Seguí el rastro de tus pasos

y borré aquellas señales

que conducen a los tallos;

a nuestros besos de sombra,

a aquellos libros rasgados,

a risas frías y ahogadas,

y a bailes desesperados.

Busqué algún resto de tronco,

pero mis ojos, amargos,

solo veían recuerdos

y un frasco despedazado.

CERTAMEN internacional de poesía Yolanda Saenz de tejada ganadores

 

2º Premio (patrocinado por la Excma. Diputación Provincial de Albacete), el poema “Rojo que te quiero rojo”, de Miguel Rubio Suárez, alumno del IES Isabel la Católica de Madrid.

Rojo que te quiero rojo.

Rojo hostil, roja la sangre.

Las estrellas ya iluminan,

este suelo no es de nadie

 

Cuatros guardias bien guardados,

de la muerte tienen hambre.

Están entrando en la casa;

por la puerta y sin la llave.

 

Las estrellas no brillaron,

y la luna que arrogante,

no se presentó esa noche,

en los lóbregos rosales.

 

Rojo que te quiero rojo.

Rojo hostil, roja la sangre.

Ya marchan con Federico.

¡Que alguien pare esta barbarie!

 

-Salga ahora de esta casa,

y camine hacia delante.

No intente cosa extraña,

no es usted tan importante.

 

-No comprendo la razón

de esta guerra contra el arte.

Yo, que mi mayor pecado,

escribir estos romances.

 

Rojo que te quiero rojo.

Rojo hostil, roja la sangre.

Dos compadres que desfilan,

a la muerte por la calle.

 

Poco más de media hora,

de un paseo poco afable.

El sol picando la puerta,

una noche que anunciante.

 

La guerra que comenzaba.

La guerra que trajo el hambre.

La guerra de los hermanos.

La guerra de la masacre.

 

Rojo que te quiero rojo.

Rojo hostil, roja la sangre.

Bajo el olivo sin sombra,

terminaban su viaje.

 

Como a un hogar su calor,

Como a un niño su madre.

Le quitaron a Granada;

de la poesía, su ángel.

 

Por su forma de pensar,

por sus gustos y sus frases.

Acabaron con su vida,

con su vida en un instante

 

Rojo que te quiero rojo.

Rojo hostil, roja la sangre.

Vuele alto Federico,

vuele alto como un ave.

CERTAMEN internacional de poesía Yolanda Saenz de tejada ganadores

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Acceder

¿Olvidaste la contraseña?

Utilizamos cookies propias y de terceros para fines analíticos y para mostrarle publicidad personalizada en base a un perfil elaborado a partir de sus hábitos de navegación (por ejemplo, páginas visitadas). Para más información consulte la política de cookies. Puede aceptar todas las cookies pulsando el botón "Aceptar" o rechazar o configurar su uso pulsando el botón "Configurar".
Política de cookies
Aceptar todas
Rechazar
Configuración de cookies
Utilizamos cookies propias y de terceros para fines analíticos y para mostrarle publicidad personalizada en base a un perfil elaborado a partir de sus hábitos de navegación (por ejemplo, páginas visitadas). Para más información consulte la política de cookies. Puede aceptar todas las cookies pulsando el botón "Aceptar" o configurarlas o rechazar su uso pulsando el botón "Configurar".
Política de cookies
Aceptar
Configuración de cookies
Rechazar