De pronto has aparecido tú, atravesando salvaje mi esternón; y con una hoja húmeda de almendro, has plantado en mi cerebro una flor. […]
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies