La Mujer perfecta
Susana es mi favorita. Lleva el pelo corto y rizado, con una cadencia armónica tipo: “apenas me peino, es que se me queda así de natural…”.
Va siempre muy bien vestida (ella prefiere que le digan que va elegante, aunque ya sabéis que, para Yolanda, el término de elegancia tiene más que ver con tu manera de ser que con la ropa que llevas, pero después vendrá ella y os hablará de esto).
Verla sonreír es hermoso, con esos dientes tan blancos y, jolín, apenas una triste pena que contar, con la cantidad de ellas que tengo yo… Claro, así como no va a sonreír todo el tiempo.
La suelo ver a la salida del colegio, recogiendo a los niños, y en algún evento profesional. Realmente, lo que más admiro (creo que el término apropiado es envidio) son sus uñas siempre perfectas y la relación tan ideal que tiene con su pareja. Como ella se lo cuenta a casi todas las amigas, os comparto que dice que hace el amor al menos 4 días en semana; que su pareja siempre tiene ganas (se sobreentiende que entendéis lo de las ganas); y que le manda un montón de mensajes al día para decirle que la echa de menos. Jo, cómo puede ser eso si llevan 15 años juntos y dicen los científicos que la pasión dura menos de un año…
Pues ahí estoy yo, en la puerta del colegio intentando estar a la altura de esta mujer perfecta y sintiéndome una verdadera mierda, porque mis hijos se pelean todo el día, mientras los suyos apenas discuten; no soporto llevar tacones fuera del trabajo y ella va sobre ellos como una reina y, para ser sincera, la relación de pareja que tenemos Carlos y yo funciona mejor el fin de semana, que es cuando nos escapamos una noche al cine y dejamos a los niños con sus abuelos. Y, como mucho, una vez al mes nos vamos a un hotelito de montaña con spa para cuidarnos y salir de la rutina. Aunque muchas veces estamos tan cansados, que se nos olvida que el amor también incluye sexo.
De mis uñas, ni os hablo…
Me siento tan poquita cosa escuchándola hablar todo el rato de lo bien que le va todo…
Me gustaría ser como ella, qué, además, tiene tiempo para un entrenador personal mientras yo, a lo máximo que llego es a aprovechar un par de días en semana la hora del almuerzo y bajar al gimnasio que hay debajo de la oficina.
Y encima, cuando se lo cuento a Carlos, me dice que esa es tonta, que la mitad de las cosas se las inventa.
Firmado: Marta “QueQuisieraSerTanIdealComoElla”
¡Buenos días!, ahora escribo yo, Yolanda, y voy a empezar este artículo por algo que para mí es muy importante. Además, ya os ha dicho Marta que iba a hablar de ello :):
La elegancia no tiene nada que ver con el vestido que lleves, ni siquiera con que sepas dónde colocar el bolso en un evento, no. Eso forma parte del protocolo social. La elegancia tiene que ver con las Buenas Maneras (así, en mayúscula) y eso siempre incluye a las personas. Es cómo te mueves en el mundo y cómo te mueves entre las personas. El resto, es la puesta en escena que seduce y pone en valor los muebles que tengas en tu corazón y en tu cerebro.
Que levante la voz quien no ha coincidido o no tiene cerca a una mujer tan ideal que, en algún momento, nos ha hecho sentir pequeñas (hago hincapié en lo de “nos hace sentir”, más que nada porque ellas no pretenden esto siempre; ellas buscan brillar. Lo que nosotras sintamos, es cosa nuestra). Claro, que para sentirse más importantes, eligen a sus presas, porque no les vale cualquier mujer, no. Lo intentan con todas, pero las que caen en sus garras seducidas, son las que se creen que la perfección existe y admiran lo que están escuchando, mientras se comparan y ven que su vida cotidiana es mucho menos ideal, valiosa y (ojo con esta palabra): glamurosa.
Llevo años observándolas y, a veces, solo necesito tres minutos para catarlas. Mucho más fácil, además, si su “churri”, como se dice en mi tierra, o su “cari” como utilizamos en otros lugares, la acompaña. Entonces, me lo ponen en bandeja.
No, no y no. Tú con la boca calladita, escuchándola y sonriendo (esto es muy importante, porque al cerebro le llegará la orden de bienestar y se lo terminará creyendo). No hables de tus hijos ni de tu pareja. De nada de nada. Además, es genial, porque, por si no te has dado cuenta, te lo va a poner en bandeja. ¿Sabes por qué? Porque ¡¡¡SOLO HABLAN DE ELLAS!!! No te preguntan nada de ti, ni cómo estás, ni qué sueñas, ni qué haces, ni donde te vas de vacaciones. Y si lo hacen, te cortan enseguida porque, además, ellas conocen tantos lugares y han comido en tantos restaurantes…
Les interesa hacerse publicidad y te van a contar su último viaje (ideal, claro, sus viajes siempre son ideales, no los tuyos que, aunque vayas al mismo lugar, suelen terminar siendo más normalitos); te van a hablar de la última crema fantástica que han descubierto que, oye, qué milagro, les ha quitado toda la celulitis y tú venga a darte friegas y nada de nada; por no decir las maravillas que los profesores les dicen de sus hijos…
No y no. Tú calladita, sin contar ni mu. Si quieres, te acuerdas de mí y así nos damos la mano unidas en la defensa 🙂
Sí, por la cara (que para eso tienes una cara bonita, que yo la veo desde aquí). La saludas sonriendo y cada vez más lejitos. Su poder ultra negativo dejará de tener influencia sobre ti, porque no la escucharás. En cuanto vea que ha perdido una fan y un público interesante, te pasará a la categoría de #MujerIndependiente y ahí ya no le interesas, no eres su target (jo, eso hay que celebrarlo, ¿eh? No te olvides de ello y, si coincidimos, brindamos con un botellín).
Es digna de lástima en lugar de envidia, porque es irreal. Necesita creérselo ella misma y lo repite dentro y fuera de su entorno para construir su historia. Tú eres una #MujerReal, por eso hay días en los que lloras y luego te partes de risa con una amiga. Por eso hay momentos en los que te sientes sola e incomprendida o te dicen que no a un proyecto con el que contabas y te zampas una bolsa de patatas o una pantera rosa (esa soy yo :)).
Necesitamos las emociones positivas y negativas para estar equilibradas y la persona que no las deje fluir, que las esconda o no lo comparta, es que no sabe gestionar sus emociones. Pobrecita, no la envidies, y si estar cerca de ella te hace daño, aléjate, aunque sea escandalosamente y quitándote los zapatos para correr más rápido, que correr no es de cobardes, como muchos dicen :).
Nos educaron para ser súper woman, pero se olvidaron de algo muy importante:
la edad y la experiencia sirven para dejar que el corazón cada vez sea más salvaje y el cerebro esté más informado. Se olvidaron de que llegaría este momento en el que las mujeres estamos cada vez más unidas, porque las redes lo favorecen y muchas de nosotras, también. Si no podemos programar el amor, ¿cómo vamos a poder programar una vida a medida y perfecta…?
Esto llena un módulo en los entrenamientos formativos de Visibilidad femenina para mujeres profesionales que realizo y, por supuesto, con mis clientas particulares, por eso abandero el hastag de #MujeresReales, porque es lo que nos libera. Y las mujeres amamos la palabra libertad.
Como decía en el #PoemaDelunes de esta semana:
Que me dejen vivir,
señores,
que mi mayor activo
son los errores
y los amo.
Os dejo un tema que me encanta de Zenet y que me pongo muy a menudo. No os olvidéis que siempre hay alguien a quien le parecemos maravillosas y a mí, a mí me lo parecéis todas…
Experta en visibilidad femenina y Redes Sociales. Escritora de 19 libros, conferenciante, empresaria y poeta. Profesora de Postgrados en La Universidad de Cantabria. Marca personal creativa y humanista. Coach ejecutiva y de equipos certificada.
Presentadora y dinamizadora de eventos.
“A mayor tecnología, más necesidad tenemos de humanizarla”
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