Palabras para empapelar la vida.

Ella se levanta caprichosa; sabiéndose diosa de un imperio de ángeles y demonios.

Sabe que al otro lado del mundo, su hombre la piensa y vive solo para amarla.

Abre el teléfono y encuentra el mensaje de amor que, cada mañana, él le envía enfebrecido.

Demente,

carnal.

 

“Aquí ha amanecido nublado y descubro una mañana óptima para ir probando la chimenea y remolonear por la casa entre los besos y caricias que has dejado abandonados en mi cuerpo; calando de rocío hasta el patio.

No sé. No se me pasan nunca estas ganas de sobarte; de un toqueteo mitad tierno y mitad erótico que, necesariamente, termina húmedo.”

 

(Nota mía, de la autora: cuando los leo, así de animales, siento envidia.)

 

 

**********

Buenos días, queridos, amanece muy tímida esta mañana que nos abre las puertas a un día hermoso, solo fabricado para nosotros.

Vamos a por él 🙂

Feliz “hornada”.

 

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