Bésame hasta que me convierta de nuevo en rana.

Has llegado

arrasando ternura,

situándote el primero

y hablando de nosotros

delante del mundo.

 

Te has sentado

a mi lado

presidiendo la vida;

floreciendo como si tus raíces,

sin mi agua,

llegaran solo hasta la alcantarilla.

Rogándome

la boca

y el brazo.

 

Te has olvidado de los pequeños milagros que confían nuestro misterio.

 

Has vuelto,

sí,

como el hombre

que no tiene nada

que ofrecerme.

Solo su torcido

derecho.

 

 

 

*****

Hoy no tocaba poesía 🙂 pero se me ha instalado en los dedos y la necesito para ver el mundo más azul.

Buenos días, queridos, que esta mañana sea el regalo que siempre le pedimos a la vida.

Es sencillo, solo hemos de desear algo hermoso para alguien, coger el teléfono, llamarlo y decírselo.

 

 

 

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